El Tarotito feo
Había una vez, en una aldea mágica llena de mazos y mazos de tarots un pequeño Tarotito lleno de colores y dibujitos, el cual era despreciado por los popes la aldea. Había sido llevado allí, como muchos otros, para la profundización de los conocimientos. Sin embargo, este hijo de padres presentes no había conseguido el éxito al cual estaban acostumbrados los de su impronta.
Partió de su hogar muy contento para integrar este nuevo lugar y llenarlo de su sabiduría, pero inmediatamente se dio cuenta, incluso antes de dar los primeros pasos allí, que no sería bien recibido.
Resulta que la aldea estaba minada de otros tarots mucho más grandes, solemnes, monocromáticos, enigmáticos, que él, algunos habían venido de muy lejos para poblar esta región.
Escuchaba como hablaban a sus espaldas “este es muy colonrinche” “este no deja lugar a la imaginación” y mientras su tristeza crecía más abajo se escondía.
El gran mazo fundador no lo defendía, no hacía nada para que se sintiese cómodo, es más lo ignoraba por completo.
Tarotito se sintió el más feo, el más soso y básico de todos.
Así vivió varios años, acostumbrado a ese desprecio, incluso comenzó a verse a sí mismo como un bueno para nada.
Un día, la gran diosa madre creadora comenzó a ver en los demás tarots rasgos que los asemejaban con este Tarotito marginado.
Los llamo uno a uno, carta por carta. Los miró, los inspeccionó, los estudió y pudo encontrar lo que unía a todos estos mazos alegres con el ahora desaparecido Tarotito… busco ayuda en el gran mazo rey fundador de la aldea, el Gran Marselles. Quien al principio se rehusó a contemplar otras posibilidades y variantes, pero la gran diosa con su paciencia y estudio dedicado en cada uno de los misterios que había contemplado, le detallo una por una las características que había encontrado a lo largo de todo el pueblo y de donde procedían.
No había manera de seguir ignorando lo que estaban descubriendo y confirmando en cada ejemplo. Ese pequeño Tarotito feo era en realidad uno de los pilares fundadores de todos los demás!
Al gran Emperador Marselles no le quedo otra que construir junto a su castillo un castillo para este nuevo emperador y su sequito. Como se dio cuenta que todo iba a ser mucho mejor ahora le pidió a todos los mazos que vayan a buscar al pequeño marginado, cuando lo encontraron en un rinconcito oscuro le explicaron la situación y lo arrepentidos que estaban de haberlo ignorado por tanto tiempo. En seguido el Tarotito sonrió y todos sus arcanos se abrazaron festejando la noticia. Agradeció a todos el reconocimiento y salió de su caparazón. Mostrando todo su potencial, desplegando cada una de sus cartas mientras los demás aplaudían, bailaban y cantaban.
El gran señor le pidió que lo ayude a reinar, que ese era su verdadero lugar
-“solo con una condición” …“que mi castillo este lleno de colores”
Así fue, y desde ese día el tarot Rider brillo en su aldea mágica.