La naturaleza cambiante de las cosas
Muchas veces encontramos que las enseñanzas sobre Tarot no alcanzan la profundidad que deseamos o esperamos. Incluso tal vez vemos que otras personas, atravesando el mismo camino, logran resultados diferentes y nos frustramos o nos negamos a la posibilidad de aprehender de él. Es por esta razón, hallándonos en el comienzo de este viaje tan particular, que decido abarcar el proceso en sí mismo, dejando de lado de momento, la teoría especifica. Para esto voy a explicarme exclusivamente con el recurso de la analogía. Espero que disfruten de la lectura y que pueda servirle al lector que lo precise.
Podríamos decir que nuestras ideas son, en gran medida, similares al aire que nos rodea. Es imprescindible tener en cuenta que el aire que nos rodea fue transformado por incontables seres (incluyéndonos a nosotros mismos pues lo respiramos a cada instante). Si tomamos a un sujeto “x” y lo localizamos en un ambiente cualquiera podríamos afirmar que, a medida que una porción del aire de dicho ambiente ingresa y egresa de “x”, tanto la existencia del ambiente como la del propio “x” se ven alteradas. Incluso la existencia del aire mismo, pues dejó de ser oxígeno para transformarse en dióxido de carbono (una versión diferente de sí mismo). Aunque la definición no sea exacta, nos sirve para entender lo que veremos a continuación.
Supongamos ahora que nuestro sujeto “x” es nuestra mente, el aire representa nuestras ideas y el ambiente es lo que percibimos mediante nuestros cinco sentidos. Diremos entonces que nuestra mente “inhala” y “exhala” ideas, generando a cada instante una versión diferente de sí misma, de la idea y de lo que percibimos mediante nuestros cinco sentidos. Una situación ejemplar sucede cuando deja de gustarnos una comida o comenzamos a disfrutar de la música de una forma diferente. Este es un fenómeno que se manifiesta instante a instante. En este momento, con cada letra que leemos, nuestra mente es la que era antes más una letra y así sucesivamente. Aunque no sea una letra nueva, se encuentra en un nuevo contexto.
A continuación se exponen los tres estadios de la mente, conocidos también de muchas otras formas, que voy a nombrar como: Mente Tierra (mente conceptual), quien encasilla todo lo que percibe mediante los cinco sentidos para su fácil interpretación; Mente Cuerpo (la mente que interpreta); y Mente Aire (compuesta por todo lo que alguna vez fue y podría ser).
Para entenderlo de forma práctica, haremos un simple ejercicio con la ayuda de un/a compañero/a y una pelota de tenis (el objeto es indiferente, ¡pero preferimos evitar accidentes!).
Si con nuestra Mente Tierra intentáramos definir qué trayectoria debe recorrer la pelota para llegar desde mi mano a la mano de nuestro compañero, nos toparíamos con una tarea casi imposible e increíblemente tediosa, ya que dependería del peso de la pelota, de la altura de los participantes, de la distancia entre los mismos, etc. Sería casi imposible definir de forma exacta la trayectoria prácticamente por falta de información. Sin embargo, si intentáramos efectivamente arrojar y atrapar la susodicha pelota, comprobaremos que dicha tarea no es tan complicada, sino que, de hecho, es bastante sencilla. Esto se debe a que nuestra Mente Cuerpo, luego de interpretar lo captado por la Mente Tierra (densidad, distancias, pesos, etc.), evoca a la Mente Aire para resolver cuál de todas las posibilidades se corresponde con la posibilidad que queremos lograr: que la pelota caiga en la mano de nuestro compañero. ¡Esta es nuestra capacidad de Ser!
Mientras mejor dominemos cada una de estas mentes, mas fácil se vuelve Ser lo que uno quiera Ser. Nuestra baraja de Tarot es, de manera perfecta, la unión de estas tres mentes. Estudiándola y comprendiéndola nos estudiamos y comprendemos a nosotros mismos. Hay muchas formas de seccionar las cartas en cuadrantes y tercios, pero vamos a resignificarlo para implementarlo en nuestro caso. Usando la carta VII: El Carro. El conductor del carro será designado como “Mente Cuerpo”, el caballo de la derecha como “Mente Tierra” y el de la izquierda como “Mente Aire”.
Si uno se concentra solamente en la Mente Cuerpo (la que dice “a mí me gusta” o “esto es bueno”, “esto malo”), el carro avanzaría muy lento o se detendría. Si uno se concentrara en un solo caballo, éste tiraría con más fuerza, desviando al carro de su camino. De la misma forma, si uno intenta conectar exclusivamente con su Mente Aire, podría caer fácilmente en la locura. Si uno conecta solamente con su Mente Tierra, podría perderse las maravillas de la vida. Y si uno se concentra solo en su Mente Cuerpo, verá pasar los días sin poder diferenciar uno de otro (como pasa en la rutina).
Gracias por leer.
Lucas Palomino.
-Editado por Virginia Garreta